lunes, 26 de noviembre de 2012

¡Japi Tansgibin!


Mi gringo favorito disfrutando del calor del fuego.

¡Ay, las pppptarugadas que hace uno por amor!

Bueno, en mi caso no fue ninguna pendejada... perdón, perdón... prometí que iba a regenerar mi florido vocabulario. Ejém, ejém... decía que en mi caso no fue ninguna tarugada, pero si me eché un par de mentiras este fin de semana. Mentí a diestra y siniestra sólo para complacer a mi adorado esposo.

¿Alguna vez han mentido por razones verdaderamente importantes o válidas? No me refiero a cuando le das el avión a tu viejo nomás para quitártelo de encima, ni cuando le dices a tu hijo de 12 que Santa SÍ existe, o a tu hija le juras y perjuras que no te tomaste el último yoghurt del refri, no... hablo de cuando le dices a tu jefe que estás enfermo para no ir a trabajar... ¡zaz! Sí, lo confieso, a eso me dediqué este fin de semana. A inventarme estragos estomacales del tipo "córrele que te alcanzo". Pero todo fue por una muy buena causa, de esas que contribuyen a hacer más grande el álbum de los recuerdos. Les platico.

Resulta que el cuarto jueves de noviembre allá en los "llunaited esteis" se celebra el tan esperado "Thanksgiving", o como decimos aquí en este lado de la barda, el Día de Acción de Gracias. Y como no es costumbre mexica, pero tenemos gringo en casa pues lo celebramos por el puro gusto de ver una sonrisa en la cara del Güero-Ojo Azul que dicho sea de paso, se lo merece.

Así que después de hacer la infame y falaz llamada con voz compungida, me lancé con cómplice materno al super para traer los ingredientes necesarios para los manjares a preparar.

MENÚ
 Crema de calabacitas con granos de elote a la mantequilla
 Pavo relleno al horno con mantequilla a las finas hierbas
 Puré de papa estilo Philadelphia
 Gravy de vegetales
 Pay de camote con fondo de nuez
 Jalea de arándano para acompañar
 Rompope casero
 Vino blanco dulce espumoso
 Helado de vainilla o capuccino a escoger

Y valió la pena. Tuvimos excelente compañía defeña -la infalible tía Martha y su sempiterno galán, el siempre bien ponderado tío Ber- los suegros de mi marido y su servilleta fuimos los comensales que tuvimos el placer de degustar semejantes suculencias. ¡Slurp, slurp!

Disfrutamos el momento de compartir los alimentos, pero también el simple hecho de estar reunidos a una mesa. Mi padre encendió la chimenea y el recuerdo para la posteridad se hizo aún más memorable. Las voces mezcladas de Nat "King" Cole, Tony Bennet, Perry Como y Johnny Mathis aportaron lo suyo y dieron paso a una platica amena.

Si, quizá el dichoso Tansgibin no forma parte de nuestra cultura, pero verdaderamente hay mucho por lo que dar gracias y no nada más un día en especial. Yo en lo personal y principalmente agradezco que hayan guardado para mí a un hombre tan especial como lo es Dennis. Quizá no tenga la fuerza necesaria para sostenerse en sus piernas, pero su fortaleza de espíritu va más allá de lo que muchos hombres "completos" serán capaces de reunir en toda su vida. Y por eso mi viejo se lo merece todo. Hasta que yo no vaya a trabajar, y mienta, y me friegue dos días en la cocina, y con el riesgo de que me cachen en Walllllmarttttt, o que algún buen samaritano le pase el link de este blog a mi jefe y me calabacén sin previo aviso.

No miento muy seguido, pero cuando lo hago me sale bastante bien. Y mientras sea por complacer a la gente que quiero y amo, lo haré cuantas veces sea necesario. Prefiero contribuir a mi colección de recuerdos familiares a laborales y hacer más grande mi cuenta sentimental que la monetaria, porque esos sí se van conmigo al más allá.

¡Ah!, por cierto... si requieren de un menú especial pero que no sea muy elaborado, mándenme mensajín o mailito y con mucho gusto les ajustamos el presupuesto y el refrigerador. Y mientras tanto "¡salúd por el del cumpleaños!"

Y si gustan y quieren hágannos el favor de dejar un comentarito. 


lunes, 19 de noviembre de 2012

¡No hay luz, chinga!

El jueves de la semana pasada recibimos en casa la notificación por parte de la CFE que al siguiente sábado no tendríamos servicio desde las 7 de la mañana hasta las 4 p.m. del mismo día... y cómo la puntualidad es costumbre en este país, llegaron por ahí de las 8 de la mañana y nos devolvieron el servicio como a las 9:30 p.m.

Da un poco de miedo darse cuenta de lo dependientes que somos de la electricidad. Lo menos "pior" que experimentamos fue tener que comprar una bolsa de hielos con la que recatamos el congelador y con las viandas perecederas de la semana. Y siguiendo en la escala de "Ya ni modo-¡En la madre!", pues tuvimos que alumbrar nuestro camino al escusado con sirios del último velorio al que fuimos convidados. Y por supuesto, el horror de horrores fue no contar con ningún aditamento con acceso feisbuquero y anexos. No tele, no internet, y ni cómo recargar el chingao teléfono celular que había expirado en el transcurso de esa misma tarde-noche. Lo que me lleva a la razón del por qué la bateria de mi aparato auricular para comunicarme con el mundo exterior murió sin oportunidad de ser resucitado inmediatamente.

Resulta que aburridos de mirar las paredes y cansados de picarnos la nariz y sacarnos los mocos, decidimos ir a hacerle compañía a mi madre que se encontraba acurrucada en el lecho de sus humildes aposentos... claro, no sin el consabido "¡carajo!" porque cómo siempre en estos casos, el dedo meñique del pie derecho infaliblemente tiene la fortuna de encontrarse con la pata de alguna silla o mesa. Pero decía... fuimos a hacerle compañía a mi progenitora -aclaro que no porque el Güero y yo tuviéramos miedo, no- y apoltronándome a su derecha se me ocurrió buscar canciones de antaño que tanto disfruta ella... y yo también. Los gustos de mi marido quedaron de lado. Él estaba ocupado en leer el único libro que tiene en el único aparato que contaba con la fortuna de aún tener pila... la Biblia.

Entre las canciones con las que cuento en mi SE hay algunas que pertenecen a mi vida pasada, cuando todavía tenían que limpiarme la cara y hacerme mis colitas para ir a la escuela. Así es, dejé de lado a Steve Perry, a los Beatles, a Piazzola y hasta a Nat "King" Cole y di paso al dueño auditivo de mi infancia, Cri Cri.
Cantamos y reímos con "El Comal y la Olla", "El Teléfono" ("bueno, bueno, buennnnooooo"), "La Merienda" ("buaaaaaaa, fuchi, fuchi!") y otras muchas más.

Sí, es indiscutible que la tecnología es muy útil, pero también es indudable que hemos permitido que la misma nos robe momentos de REAL convivencia con las personas que amamos. No somos capaces de dejar a un lado nuestros celulares, BB, I-pads, netbooks y demás tarugadas a la hora de sentarnos a comer en familia. Hasta la pinchurrienta tele está de metiche en la cocina y preferimos ver a la Lola Ayala, a la insufrible de Chapoy o a la nefastota de la seño Laura en vez de interesarnos genuinamente por lo que pasa con nuestros padres, nuestros hijos (bueno, los suyos, que yo no tengo), nuestros hermanos o con el dueño/a de nuestras quincenas.

Ojalá a todo mundo le quitaran un día de luz -hablo de los que estamos inundados de tecnología- para que así tuvieran la oportunidad que tuvimos nosotros de regresar no sólo a la Tierra de las Memorias, si no al estilo de vida de antaño, donde nuestros abuelos se iban a la cama a las 7 de la noche, y la leche era bronca y se calentaba en la estufa. Donde los niños salían a jugar a la calle con sus vecinitos y regresaban a casa cuando mamá se asomaba a la ventana y gritaba "¡Ángeleeeeeeeeeeees!" Cuando en las comidas familiares se compartían no sólo la mesa y los alimentos, si no las ideas y sentimientos. Cuando los programas para niños eran eso, para niños y se sentaban todos juntos a ver a Cachirulo o mejor aún, a Cri Cri, el Grillito Cantor.  =)

Así que aquí les dejo un link que espero los transporte a la misma tierra... aunque si no tienen luz, dudo que puedan disfrutarlo, ¡jo!

http://www.youtube.com/watch?v=WvVJz7wpPL4&feature=relmfu


domingo, 11 de noviembre de 2012

¡Me lleva la que me trajo!


Es increíble lo que la mercadotecnia tiene el poder de hacer, sobre todo en estos tiempos donde la gente pone su fe en las cosas más triviales. Y es increíble que a más de un mes para que sea Navidad un buen porcentaje de la ciudad donde vivo se abarrote en el centro comercial sólo para ver encenderse un árbol. Y de paso que nos jodan a los incautos que salimos de ver una palomera película dominguera.

En situaciones cómo ésta es cuando uno se da cuenta de varias cosas: que los Mexicanos en su mayoría estamos muy jodidos, que buscamos entretenimiento gratuito donde se pueda y que nuestra fe la depositamos en cosas vanas y pasajeras y que muy tristemente no dejaremos de ser un país tercermundista gracias a que muy pocos le dan el valor justo a eso, a los valores, porque se estacionan donde les conviene, les gusta y donde mandan.


¡ATENCIÓN, GENTE! LOS CAJONES AZULES CON EL MONITO AZUL EN SU SILLITA DE RUEDAS ES PARA LA GENTE EN SILLA DE RUEDAS... no para los que tienen un hamster discapacitado por cerebro ¿O será que tienen la desconsideración de poner su charchina en esos lugares porque son daltónicos y en lugar de azul ven su nombre grabado en el asfalto? O de plano vienen de otro mundo y allá no hay personas con necesidades de este tipo...

Digo, no espero que el grueso de la población sepa que La Chata(rra) de mi marido cuenta con una rampa eléctrica en el costado derecho, que sube y baja para que la silla a control remoto entre y salga de la misma con singular elegancia, pero tampoco espero que un peatón motorizado venga y acomode su ching.... su vehículo automotor de ese mismo y preciso lado.

¡Demonios! Deja de ser comodino  e imbécil y usa los cajones que te corresponden. De verdad espero que ni tú ni ninguno de tus familiares tenga que hacer uso forzoso de ellos.

Pero la mayoría de los mexicanos somos tan afectos a la fiaca física, mental y empática que seguimos al pie de la letra el "primero yo, después yo, al último yo y que los demás chinguen su madre".

Pero como dirían por ahí, tarde que temprano todo se regresa y aunque he tomado venganza en una sola ocasión anoche no me quedé con las ganas y le dejé un recuerdito de esos que me gusta dejar cuando nadie me ve >=) Sí, sí, ya la pagaré, pero por mientras no me quedé con las ganas.





martes, 6 de noviembre de 2012

¡Ámonos, a chillar a otro lado!

Por lo general en el "feis" la gente pega dichos o "bumper stickers" que muy pocas veces coinciden con mi manera de pensar, pero acabo de leer uno que me pareció bastante acertado y quiero compartirlo.

"Las despedidas son sólo para aquellos que 

aman a sus ojos, ya que para los que aman 

con el corazón y el alma no existe tal cosa 

como la separación."


Sé que el dolor de cada persona es eso, personal, pero no entiendo por qué vivir con el dolor a cuestas de no tener más a un ser querido al lado. Si lloramos por su ausencia, no es más bien porque somos egoístas y nos duele más el bienestar que nos producía la presencia del otro?

¿Que se extraña? Sí. ¿Que se añora? También. Y que el tiempo de sanación de cada individuo es diferente a  los demás, no hay duda. ¿Pero después de un año seguirle llorando a un ser amado??? Por qué no mejor reflexionar que la otra persona está en un mucho mejor plano que el nuestro y que desde allá tenemos a alguien que nos cuida y protege. Por qué mejor no aprovechar ese tiempo derramando lágrimas de tristeza - en mi opinión "egoísta"- en hacer algo más provechoso, como decirle a las personas que aún están contigo que las amas y las aprecias. ¿Por qué mejor no demostrárselos en vez de sólo decírselos?

Un abrazo, un beso, levantar la cocina, traer un poco de leche a casa, una flor, un llamada inesperada, una notita en el auto, un desayuno en la cama, ropa lista para ponerse, un té por la tarde, encender el calentador, ceder una bufanda, preparar un platillo favorito, caminar de la mano, los boletos para una película, una canción en el oído, compartir la última galleta, algo, lo que sea, que demuestre al otro lo mucho que lo quieres. 

¿No será que por eso lloramos cuando parten? Porque mientras los tuvimos aquí pocas fueron las veces en que les demostramos nuestro afecto y nos remuerde la conciencia, porque bien sabemos que en esta vida ya no tendremos la oportunidad de hacerlo y nos inunda la impotencia y la frustración.

Respeto las ideas y costumbres ajenas y no espero que compartan mi ideología, pero no entiendo y me parece una pérdida de tiempo, ir al panteón a llorar sobre una plancha de concreto donde no hay nada más que huesos y tierra. ¿No sería mejor orar y dar gracias por haber sido bendecidos con un buen padre, una buena madre, esposo(a) o hermanos?

Yo por lo pronto empezaré una carta a mis padres, que gracias a Dios aún los tengo conmigo, para agradecerles la vida que me han dado y los valores que me inculcaron. Y a mi gringo... a ese le voy a dar un apachurrón aprovechando que anda medio despistado. 



viernes, 2 de noviembre de 2012

Nou rampitao, míster.

Estaba viendo en el "feis" la publicación de que "los que no celebran Halloween porque no es una tradición Mexicana, deben pensar que Navidad se creó en Oaxaca". Me dio risa. Y por eso mi marido y yo nos fuimos a celebrar el Halloween a un bar nuevo que acaban de abrir en este pueblo bicicletero.

Y resulta que cuando llegamos, ¡oh, sorpresa! No hay rampa para que acceda al recinto como el resto de los comensales. Así que tuvimos que hacer todo el show como casi siempre tenemos que hacerlo cada que nos encontramos con algún lugar en donde no hay acceso especial para discapacitados... cosa bastante común en este país.

Me gustaría saber cuál es el estado o la ciudad en México que cuenta con mejores instalaciones para personas en sillas de ruedas. Esta definitivamente no lo es. Acaban de poner en circulación camiones para personas con necesidades especiales, con su rampita y todo. Pero aún no conocemos la ruta que siguen ni el horario. Hace un par de años atrás había cuatro unidades en la ciudad las que más tarde sacaron con la excusa de que nadie las utilizaba. ¿Y cómo diablos quieren que la gente las use si no dan informes? Y estoy segura que tampoco funcionan como en Gringolandia, que siguen un horario establecido y la gente sabe en qué parada esperarlos. Además las pinchurrientas calles de este rancho no son las mejores acondicionadas y los baches, topes, árboles a la mitad de la banqueta, carros tapando las esquinas y demás tarugadas por el estilo no hacen más fácil el llegar a estas paradas en caso de que se decida hacer uso de susodichos camiones.

Gracias a Dios tenemos la fortuna, como muy pocos, de que mi esposo cuenta con una camioneta acondicionada para su silla de ruedas a control remoto y podemos desplazarnos más fácilmente por la ciudad. Pero siempre existe algún inconveniente a la hora de encontrar lugar para estacionarse y poder bajar la rampa que tiene la camioneta. Adivinaron, no sólo es encontrar el lugar correcto también hay que lidiar con la bola de inconscientes e intransigentes a los que les vale un comino que uno necesite el lugar. No falta el descerebrado egoísta que se estaciona en los lugares asignados para personas como Dennis porque queda más cerca de la puerta del cine, el super o el restaurante, o porque fue el único lugar que encontró.

Ha habido veces en que hemos tenido que esperar cuando alguien se estaciona del lado de la rampa y se metió al cine. He tenido que pedirle a personas extrañas que me hagan el enorme favor de echar la camioneta hacia atrás para que podamos meter la silla en el auto e irnos a casa. Yo no manejo y aunque lo hiciera, mi altura no da para más del metro y medio... mucho menos cuando el asiento del conductor es la misma silla de ruedas y el buen samaritano que acepta brindarnos su ayuda tiene que arrodillarse o sentarse en una cubeta para poder maniobrar.

El cine del centro comercial más decente del pueblo está en remodelación desde hace un par de meses y es el único que nos brindaba "servicio completo": elevador, asientos en la parte trasera de la sala (para que  no saliéramos con tortícolis gratis después de la función), y los chicos siempre quitaban los asientos para que Dennis pudiera poner su silla... pero el cine sigue en remodelación, así que decidimos ir a la competencia en otro mall... y después de tres años de haber ido por primera vez, nos salieron con el mismo cuento de entonces: "No tenemos acceso para silla de ruedas... pero podemos cargarlo y sentarlo en los asientos de arriba". Ajá... claro. "Es que como me dijo mi jefe y me lo dejó bien claro: en caso de temblor o incendio, ¿cómo sacaríamos a la gente como su esposo". Y como dice mi esposo: "BULLSHIT!"

En otra ocasión fuimos a desayunar a un restaurante y nos estacionamos en uno de los lugares designados para Dennis... y justo en ese momento otro auto se estacionó al lado nuestro, del cual bajaron un fulano al que conozco de vistas (dueño de un café) con su esposa y su hija. Y en cuanto entraron al lugar no dejé pasar la oportunidad de dejarle una notita en el parabrisas que rezaba más o menos así: "Rodolfo, ¿por qué te estacionas en lugares que no te corresponden? ¿Esos son lo valores que le inculcas a tu hija? Ojalá que nunca llegues a necesitar el lugar por verdaderos motivos. Atte. Dios". Me hubiera encantado ver su cara. Y no es la primera vez que lo hago, y tampoco será la última.

¿Por qué nos cuesta tanto ponernos en los zapatos de otros? Somos demasiado egoístas como para ser considerados con los demás y que viven en más difíciles circunstancias que nosotros.

Ojalá de verdad NUNCA necesiten, ustedes o sus personas queridas, de un lugar especial para gente como mi gringo motorizado.

Amén.

miércoles, 31 de octubre de 2012

¡Aaaaaaay, la mamá de Chucky y sus secuaces!

Ayer por la noche recibí un correo de la psicóloca, perdón, psi-có-lo-ga, de la escuela donde trabajo, diciéndome que debo ser paciente y perseverante con los maestros flojonazos como el que describí anteriormente. Me limite a contestarle que tengo paciencia para muchas cosas, pero que la flojera y la mediocridad no están en la lista.

Tengo casi 18 años dando clases a niños de kinder hasta adultos de diversas edades y sólo me tomó unos cuántos meses en mi primer año de docencia, darme cuenta de que el sistema educativo en nuestro pobre país es UN ASCO. Así que peliculitas esas como "De Panzazo" no me dicen nada nuevo.

La mamá de Chucky debe ser hermana postiza del Chávez. Esas pseudoelecciones internas son una burla a nuestra inteligencia como pueblo. Y lo peor del asunto es que muy pocos hacemos algo para poner orden y exigir lo que como país merecemos.

En casi 18 años he tenido directoras pidiéndome que le ponga calificación aprobatoria al chamaquito que pasa a prepa para que ella no tenga que lidiar con él un año más. Han dejado pasar por alto a escuincles que les entierran compaces en la cabeza a otros. Mamás-maestras que me dicen que tengo que "entrarle al sistema" al calificar cuando su vastaguito no cumple con tareas y tampoco se ocupó de llevar el cuaderno. Mamás haciéndose guajes en complicidad con los maestros al aplicar la irrisoria prueba ENLACE. Profesores haciendo su agosto a final de año porque si el monstruito no presenta su curso de mil pesos de "cuota de recuperación", no pasa el examen. Remedos de maestros que entregan remedos de exámenes para asegurarse que hasta el más aborregado pase y no tenga que lidiar con papás, coordinadores y directores. Y maestras hipócritas que nunca te hablan pero que te ofrecen la galletita para que le pongas 10 al pupilo que sacó 8 en tu materia, solo para que no desentone con el resto de su boleta.

Por eso y muchas razones más dejé de dar clases en escuelas particulares por 3 años. Porque la educación en nuestro país es un fraude. Pero el mexicano promedio está a gusto así y no quiere que lo saquen de su "agustez". Es mucho más fácil estirar la mano para recibir lo que papá gobierno quiera darnos, que ponernos de pie y exigir lo que merecemos. ¿Cuándo dejaremos de lado esa actitud sumisa que llevamos a cuestas desde que llegaron los españoles a cambiarnos el panorama? ¿Por qué tanto conformismo?

México es un país como pocos. Tenemos de todo y en abundancia. Nuestra gente en el fondo es de lo más cálida y afable. Tenemos espíritu alegre y luchón. Verdaderamente sabemos de trabajo pesado y nos partimos el lomo cuando es necesario... ¿y entonces? Es enfermizo darse cuenta que preferimos seguir autoengañándonos y vivir de falsas ilusiones (telenovelas) a aprovechar el tiempo y hacer un esfuerzo por salir de donde estamos.

¿Qué qué hago yo para poner mi granito de arena? Me levanto a las 4 a.m. para que mi esposo y yo lleguemos a tiempo a nuestros respectivos trabajos. No falto a menos de que Dennis se enferme o tengamos algo que no podamos aplazar (SAT o INM). Doy mis clases de la mejor manera posible. Soy amable con la gente que me rodea. Y no pido menos de lo que doy.

No, no soy perfecta, claro que no. Pero sí tengo la satisfacción de poder decir que lo que me toca hacer en este mundo lo hago y lo hago bien. No mando a mis alumnos a la siguiente escuela o con el maestro de al lado porque el día de hoy me levanté sin ganas de verles la cara.

Cuando el sistema educativo cambié en este país, estaremos en mucho mejores condiciones... pero claro, papá gobierno es el que toma las decisiones porque nosotros sus hijitos estamos muy a gusto rascándonos.... la panza. Y con este nuevo gobierno en puerta, dudo mucho que el cambio se de pronto. Qué pena.

lunes, 29 de octubre de 2012

El hijo del flojo.

"¡Me rehierve el buche!" diría mi padre cuando algo no le gusta o no le sale bien. A mí también me rehierve cuando tengo que tratar con gente estúpida y floja y es aún peor cuando se sienten "paridos por las hadas" (como diría mi amiga Gladys) y que te hacen el favor de estar ahí.

¿Por qué habrá tan poca gente comprometida de verdad con la vida y su trabajo? ¿Será que sólo en este país se da el "me vale madre y que salga como Dios quiera"? 

Vivo en una ciudad donde el espíritu de servicio es casi nulo. En alguna ocasión entre a una papelería a sacar unas copias y lo primero que vi fue a un fulano despatarrado en una silla giratoria con las manos en la nuca. Le pedí mis copias y el muy desvergonzado hijo de Blancanieves me contestó: "Ay, allá en la otra papeeee" con una fiaquísima en la voz, que ya la quisiera yo para un domingo en pelotas.

¿Es la idiosincrasia del mexicano o pura y simple flojera, de esa que se da en todo el mundo? 

Uno de los maestros a mi cargo se quejó de que no quería trabajar bajo mis órdenes porque soy demasiado exigente y perfeccionista, muy meticulosa y que pido demasiado. Prefiero que se quejen de mí sobre esos "defectos" que ser tachada de inútil, mediocre y flojonaza. 

Y nos quejamos del pésimo servicio que recibimos cuando lo requerimos. ¿Con qué cara este fulano puede exigir un buen servicio cuando él no es capaz de ofrecerlo? Y lo peor es que en este caso su materia prima son humanos. ¿Cuál es el mensaje que transmite? Que la ley del mínimo esfuerzo es lo de hoy y lo de mañana, que la mediocridad paga, que lo mal hecho a nadie le daña... Y sonará muy tajante, pero por eso nuestro hermoso país no deja de ser tercermundista, por gente como él.

Pongámoslo así: cuando vas un restaurante y pides una hamburguesa lo que quieres es que valga el precio que pagas por ella, ¿cierto? Claro, hay de hamburguesas a hamburguesas. No es lo mismo comerse una porquería del restaurante ese del payaso maldito a una en un restaurante con especialidad en cortes. Pero prosigamos. No importa donde la consuma, tiene que estar bien servida. Por lo menos debe tener lo de ley. ¿Dónde diablos se ha visto que a uno le sirvan hamburguesas sin pan, si papas, o peor aún, ¡sin carne!?Y si no te la sirven como deben, mínimo la regresas, pides lo que falta o de plano no vuelves a ese lugar, ¿o no? ¡Digo!, estás pagando por ella, ¿por qué diablos deberías conformarte con menos? Entonces, ¿por qué diablos no eres capaz de dar lo mejor de ti en tu trabajo si te están pagando por él?

¿Cuándo seremos capaces de dejar la flojera y la mediocridad a un lado? ¿Cuándo tendremos el valor de hacer las cosas BIEN por la simple satisfacción de hacerlo? ¿Cuándo nos desharemos del miedo al éxito y a ser sobresalientes? ¿Cuándo dejaremos de ser egoístas y nos preocuparemos genuinamente por el bienestar del otro?¿Cuándo entenderemos que todos estamos conectados y que tarde o temprano mi trabajo bien hecho regresará a mí quizá en diferente presentación? 

¿Cuándo?